CUALIDADES: Aparte de su notable dureza, una propiedad sorprendente del cuarzo es su capacidad para vibrar a frecuencias precisas. Esto les permite transmitir frecuencias con una precisión notable, lo que convierte al cuarzo en un componente valioso para transmitir señales de televisión y radio. Como resultado, el cuarzo se encuentra en todo, desde relojes hasta televisores y dispositivos GPS.
HISTORIA DEL CUARZO En tiempos antiguos, el cuarzo se trabajaba en cuentas o se usaba para hacer talismanes. Fue utilizado por los habitantes de Mesopotamia hace aproximadamente 7000 años antes de nuestra era y, más recientemente, por las antiguas civilizaciones griegas, romanas y egipcias que le siguieron.
El cuarzo seguía siendo considerado una piedra ‘curativa’ hasta la Edad Media en Europa, con creencias y usos similares en América y Asia. Los seres humanos han estado utilizando cuarzo desde los albores de la civilización, desde cuentas de oración primitivas hasta maravillas científicas modernas.
En el antiguo Egipto, se utilizaban las piedras de cuarzo como elemento imprescindible en los rituales, en gemas para joyas y como talismanes, sobre todo para proteger a los soldados en las batallas. Igualmente en la cultura china, se creía que brindaban valor a los guerreros y les ayudaba a saciar la sed.
También, en algunas filosofías como el Chamanismo, se empleaba para comunicarse con los ancestros.
Una de las cualidades por la que se conoce comúnmente a las piedras de cuarzo, es por su capacidad de armonizar las energías, transformando las negativas en positivas, tanto de la estancia donde se encuentra tu cristal como las del propio cuerpo.
Por lo tanto, aportan armonía en el ambiente y equilibran las energías tóxicas que puedan permanecer en el organismo y sanan las emociones, notándose un mayor bienestar.
Los cristales curativos más populares son el cuarzo transparente, el cuarzo rosa, la amatista, el citrino y la turmalina negra.
Según la doctrina hinduista, los chakras son centros de energía inconmensurable (no medible) situados en el cuerpo humano. En la India se creía que el aire aspirado (prana) recorría el cuerpo, dándole fuerza. La función de los chakras era la de recibir, acumular y distribuir esos aires.
Según los libros sagrados del hinduismo, los chakras que concentran el prana son seis o siete dependiendo de las diferentes tradiciones hinduistas.
Podemos encontrar paralelismos entre los chakras de la India, con los dantian de las tradiciones orientales, en donde mencionan un punto en el cuerpo en donde se almacena y nutre la energía Qí.
Igualmente se puede encontrar similitudes o paralelismos con Los Lataif-e-Sitta de la tradición sufí; los cuales corresponden a puntos energéticos en el cuerpo humano.
Están situados en el cuerpo astral, a lo largo de la columna vertebral, comenzando en su base y ascendiendo hasta la coronilla. El cuerpo astral es el cuerpo energético que reside dentro de nuestro cuerpo físico.
Los chakras irradian un color y una energía específicos. Cada uno coincide con una glándula del cuerpo físico. Puesto que cada chakra se relaciona con aspectos espirituales, emocionales, psicológicos y físicos específicos de nuestro ser, se cree que su bloqueo o mal funcionamiento puede provocar trastornos físicos, psicológicos y emocionales. Por otra parte, se cree que el equilibrio de estos centros energéticos conduce al bienestar y a la buena salud.
En la práctica del Reiki, los practicantes colocan sus manos en ciertos puntos del cuerpo para canalizar la energía curativa. Estos puntos a menudo coinciden con los chakras, ya que se cree que, al trabajar en estos centros de energía, es posible desbloquear, limpiar y equilibrar la energía que fluye a través de ellos, y así restaurar la armonía en el cuerpo, la mente y el espíritu.
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